domingo, 7 de noviembre de 2010

El concepto de Soberanía Nacional, no está inmóvil, está en movimiento, vibra.

En una época de globalización como la que vivimos, con el consiguiente surgimiento del crimen organizado transnacional, el concepto tradicional de soberanía ha sufrido modificaciones, ya que no solo puede comprender los principios de autodeterminación, no intervención en asuntos internos, igualdad jurídica y respeto a la integridad territorial de los Estados, actualmente es necesaria y prácticamente inevitable la cooperación internacional, así lo determina el carácter trasnacional del desafío, y el reconocimiento explícito de la necesidad de actuar de manera conjunta ante amenazas comunes, y como componente de un proceso de armonización en materia de seguridad, las organizaciones criminales operan en un mundo sin fronteras, mientras que los gobiernos continúan funcionando en un mundo con fronteras basado en nociones desarticuladas de soberanía. La soberanía nacional la viola el crimen organizado al debilitar al Estado y descomponer la cohesión social.

El problema de conceptualización en diversos temas que surgen en el estudio de las ciencias sociales, en la construcción teórica y en la investigación se debe evitar ambigüedades al considerar la pluralidad de interpretaciones. La Seguridad Nacional, es un ejemplo paradigmático de este fenómeno. Por un lado, se trata de un concepto que bien se puede denominar central en la teoría de las relaciones internacionales, pero por otro, es un término de manejo difícil ya que no hay acuerdo sobre su definición.

En cuanto al ámbito interno la seguridad está cimentada, de manera especial, en la solidez y firmeza de nuestras instituciones sociales, debidamente tuteladas por el orden jurídico emanado de la Constitución, la acción del estado en este aspecto esta encaminada, fundamentalmente, a lograr el desarrollo integral del país dentro de los cauces de justicia social que la propia Constitución preconiza.

La cooperación internacional, en distintas materias, seguridad, protección al medio ambiente, derechos humanos, impartición de justicia, entre otros constituyen los eslabones más importantes en la lucha por encontrar solución problemas contra la delincuencia internacional, delincuencia organizada transnacional.

En el contexto actual, resulta clara la necesidad de potenciar el uso de los mecanismos de cooperación que están contemplados en diversos instrumentos internacionales vigentes, consecuentemente, se debe favorecer entre los operadores jurídicos una interpretación avanzada y flexible acorde con las dimensiones político-criminales del problema y la naturaleza supranacional del mismo, al mismo tiempo se debe facilitar los cauces de cooperación más modernos y ágiles que permitan la comunicación directa entre autoridades policiales y judiciales, lo cual implica un amplio intercambio de información, la coordinación de operaciones conjuntas, el rápido traslado de pruebas y otros mecanismos que permitan la eficacia en la persecución penal.

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